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.Pues bien, en España (donde los editores rehuyen los libros de autor español) la vida de las revistas dedicadas a la ciencia ficción ha sido siempre precaria, y sólo mientras Nueva Dimensión estuvo en activo, hubo algunos autores españoles que intentaron abordar el difícil camino de la ciencia ficción.Sin revistas que acojan los relatos y con escasas posibilidades de publicar libros, no es de extrañar que la ciencia ficción escrita en España no sea en absoluto floreciente.Aunque, como es lógico, algo se ha hecho y también de ello hablaremos aquí.Con toda seguridad, el estudio más completo realizado hasta la fecha sobre la ciencia ficción escrita en España es el trabajo llevado a cabo por Carlos Sáiz Cidoncha para acceder al título de doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.Se titula La ciencia ficción como fenómeno de comunicación y de cultura de masas en España (1988).Como tesis doctoral puede ser consultada, pero no se ha publicado comercialmente.Sin pretender la exhaustividad del estudio de Sáiz Cidoncha, intentaré caracterizar aquí a grandes rasgos cuál es mi visión de la ciencia ficción en España, que puede coincidir o no con el trabajo de Sáiz Cidoncha.Me parece correcto empezar con una primera visión sobre lo que se ha publicado en nuestro país.Lo que hemos podido leer es lo que ha configurado nuestra forma de entender la ciencia ficción y también la de los escasos autores españoles del género.Después intentaré reseñar brevemente todo aquello que resulte más interesante de lo poco que se ha escrito o, por lo menos, publicado, con especial atención a los autores que me parecen más prometedores.La edición de ciencia ficción en EspañaSin ánimo de exhaustividad reseñaré a continuación cuáles son las publicaciones especializadas en el género que han desempeñado un papel destacado en el panorama de la ciencia ficción española.Como es lógico, han existido algunas publicaciones, tanto libros como antologías, al margen de las revistas y colecciones especializadas, pero estas colecciones etiquetadas como de «ciencia ficción» son las que han determinado en última instancia la visión del aficionado español y las que resultan básicas como centro que ha focalizado la atención de los autores españoles y su posibilidad de publicación.En lugar de remontarnos a tiempos heroicos en los que la ciencia ficción no era todavía tal, podríamos decir que para la ciencia ficción española todo empezó con la importación de una revista editada en Argentina, la fabulosa y mítica Más Allá.Revista Más alláLos aficionados a la ciencia ficción se suelen congregar en torno a las revistas que ofrecen relatos cortos, noticias, cómics y publicaciones de novelas por entregas.Son precisamente las revistas las que crean afición y las que estimulan la aparición de un fandom activo e importante del que acaban saliendo los autores.En la década de los cincuenta esta faceta estuvo cubierta en España por la mítica revista Más Allá de la Ciencia y la Fantasía, procedente de Argentina, que se publicó desde junio de 1953 y alcanzó a editar hasta 48 números para dejar de aparecer en 1957.Inspirada posiblemente en el Magazine of Fantasy and Science Fiction y en el resto de revistas norteamericanas, Más Allá ha sido siempre el modelo de revista de ciencia ficción ejemplar e inolvidable.Ha dejado una profunda huella en los primeros aficionados españoles.Aunque en realidad no se trata estrictamente de «ciencia ficción editada en España» por haber aparecido en Argentina, sin Más Allá la historia de la ciencia ficción española hubiera sido muy distinta.Más Allá ofrecía multitud de atractivos en sus editoriales, en los relatos de los autores norteamericanos de la época dorada (y también algunos originales escritos ya en castellano), en los artículos de divulgación científica (desde el primer número señalizó el libro La conquista del espacio, de Willy Ley y Chesley Bonestell, premio IFA en 1951).También publicó novelas (empezando nada menos que con El día de los Trífidos, de John Wyndham, y sin olvidar Las cavernas de acero y Guijarro en el cielo, de Asimov, y muchas otras).Y además noticias, cartas de los lectores, preguntas (el famoso «Espaciotest») y, en definitiva, todo aquello que fue de capital importancia para que se formara un pequeño grupo de aficionados que esperaba con ansiedad la un tanto irregular aparición de los números en España.FuturoParalelamente surgía en nuestro país la revista Futuro, novelas de Ciencia y Fantasía, que se publicó desde principios de 1953 hasta alcanzar 34 números y desaparecer hacia 1956.Bajo el nombre recién creado de Ediciones Futuro, se trataba de una publicación de Editorial Clipper, aunque era una iniciativa casi personal de José Mallorquí Figuerola (autor de «El Coyote»).Mallorquí se encargó casi por completo del contenido de la colección, traduciendo, adaptando y modificando algunos de los relatos y novelas del período clásico norteamericano a los que cambió el título y el nombre del autor, seguramente para evitar pagar derechos de autor.Por ejemplo, La legión del espacio, de Williamson se atribuía a E.Carrel; y Las verdes colinas de la Tierra, de Heinlein, se convirtió en Fogoneros atómicos, sin que constara autor, aunque en muchas de las narraciones es fácil detectar el original norteamericano del que se partía.Mallorquí escribió también algunas novelas propias muy «inspiradas» en los temas habituales de la ciencia ficción norteamericana, produciendo personajes como Jan Sith y el Captain Rido (este último claramente inspirado en el Capitán Future, de Edmond Hamilton).Luchadores del espacioCasi al mismo tiempo, Editorial Valenciana empezó a publicar también en 1953 una colección orientada a la ciencia ficción titulada «Luchadores del espacio».Se trataba de esas novelas «de a duro» que con el tiempo han adquirido el nombre algo más digno de «bolsilibros», que usaremos aquí a partir de ahora.(En realidad, Futuro tenía mayores pretensiones, ya que el precio de su primer número era de 8 pesetas ante las 5 pesetas que fue el precio habitual de Luchadores del espacio)Este tipo de novelitas breves y sin pretensiones fue importante en la ciencia ficción española, ya que desempeñó el papel que en el mundo anglosajón solía atribuirse a las revistas: el lugar en donde los nuevos autores hicieran sus primeras armas y en donde aprendieran el oficio de escribir
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